31/08/2020
Un audio anónimo hecho viral, que circula en las redes
sociales desde hace semanas, ha sumado una preocupación más a los caraqueños,
al afirmar que se han encontrado “sólidos disueltos” en el agua que llega a
algunos sectores del sureste de Caracas y que son “imposibles de eliminar con
ningún tipo de filtro para potabilizar”, cuya efectividad se limita a los
sólidos en suspensión.
Ante la cantidad de reenvíos del audio
recibida por el profesor Fernando Morales, licenciado en química e investigador de la
Universidad Simón Bolívar en las áreas de remediación de sitios contaminados,
calidad y tratamiento de agua, el experto decidió realizar las pruebas
pertinentes para determinar la veracidad de la denuncia anónima.
El profesor Morales, quien además es
coordinador de la Unidad de Gestión Ambiental de FUNINDESUSB, no se
detuvo por el hecho de que su laboratorio estuviera cerrado a causa de la
pandemia y realizó el ensayo, denominado prueba de jarras, en la cocina de su
casa. Allí, reprodujo el procedimiento estándar que debe realizarse para el
proceso de clarificación (eliminación de la turbidez), tomando como muestra el
agua procedente del Tuy II, captada en el sector Caurimare el 15 de mayo, antes
de entrar al tanque de un edificio.
En una empresa hidrológica este proceso
de filtración se realiza a través de lechos de arena, sin embargo, para simular
el proceso, el investigador agregó a la muestra de agua, sulfato de aluminio
como coagulante-floculante y bicarbonato de sodio, con la finalidad de mantener
suficiente alcalinidad. El primero es una sustancia idéntica a la utilizada por
las empresas hidrológicas y que puede encontrarse en cualquier farmacia, por
cuanto se usa como coagulante para heridas superficiales y, el segundo, es
utilizado en repostería. Aunque en las plantas de tratamiento se usa CaOH2 y no bicarbonato,
este es válido para realizar el experimento.
El sulfato de aluminio tiene la
propiedad de disolverse en el agua y precipitarse como hidróxido de aluminio,
arrastrando las partículas muy finas en suspensión, tal como lo reprodujo el
profesor Morales. Posteriormente, comparó el agua clarificada con el agua de su
casa, previamente filtrada por un cartucho de 0.5 micras, y observó que el
líquido quedó completamente transparente, “lo que demuestra que no se trataba
de sólidos disueltos sino en suspensión”, cuestionando así la afirmación del
audio.
El segundo experimento casero, realizado
por el profesor Morales, fue pasar el agua turbia a través de un filtro de 0.5
micras, después de lo cual el agua se clarificó completamente. Por último, el
sólido en el agua se disolvió al añadir una pequeña cantidad de un producto de
limpieza de cerámica cuya sustancia activa es el ácido clorhídrico. Como
conclusión, el investigador indica que “al evaluar ambos resultados y
considerar el origen del agua del Tuy II (embalses Lagartijo, Taguaza y
Taguacita) podemos afirmar, con un alto grado de certeza, que la turbidez y
color aparente (no real) se deben a hidróxido férrico muy fino, coloidal”, que
puede eliminarse en casa con un filtro de 0.5 a 1 micra.
Los resultados de estas pruebas,
relativamente simples, indican que probablemente el motivo de alarma más
importante era infundado, al tiempo que sugieren medidas sobre la calidad del
agua.
Es importante señalar que este resultado
se obtuvo para una muestra específica de agua del sistema Tuy II y que
cualquier conclusión más general, o para otro sistema de distribución,
requeriría de un muestreo más amplio y de acuerdo con las exigencias estadísticas
para este tipo de pruebas.
El profesor Morales advierte que, debe
evitarse el uso de aditivos que se ofrecen en el mercado para la clarificación
del agua, pues produciría lodos en el fondo de los tanques, generando problemas
mayores para la calidad del agua.
Por último, dijo, “es necesario que la
comunidad sepa que, en Venezuela, la Gaceta 36395 establece los límites para la
calidad del agua potable, los cuales son un reflejo fiel de las recomendaciones
de la OMS”. Dentro de los parámetros denominados organolépticos, se considera
la turbidez, el sabor y el olor, propiedades que pueden ser percibidas por los
sentidos. Para que el agua que llega a nuestras residencias por tuberías se
considere potable “debe ser completamente transparente, sin olor y su sabor
debe ser aceptable por la mayoría de los consumidores”. Otra propiedad es el
cloro libre residual que debe estar entre 0,3 y 0,5 mg/L en los puntos de
consumo.
Tomado de:
https://funindes.com/noticia/agua-del-tuy-ii/