12/08/2020
La recuperación económica de nuestro país es tan distante y compleja como la recuperación social. En veinte años no hemos podido eliminar de nuestro ideario nacional la mancha pegajosa de la corrupción, la sombra de la viveza criolla que siempre actúa en contra de los intereses del colectivo y que solo activa el bien particular.
Los representantes de las fuerzas del orden están sacando provecho de la desgracia ajena, una desgracia que también los afecta, pero aprovechando su investidura de superioridad actúan como mercenarios en las colas de gasolina. Un intercambio de intereses personales se manifiesta a las puertas de las bombas de gasolina, el cuanto hay pa’eso es lo que se está manejando entre los usuarios y los representantes de la ley y el orden.
Entre 5 y 10 $ cuesta no hacer una cola tan larga. Mientras los pendejos que hacen la fila, miran indiferentes o resignados. Son pocos los que consumen su propia bilis sin la esperanza de poder ejercer su derecho al reclamo para que prive el orden y la razón. Tan corrupto es el que exige la coima como el que la paga.
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