31 de marzo de 2022

Una gran acción

 

Una gran acción

Verónica vive en Ginebra desde hace 4 años, es venezolana, casada y tiene una niña de apenas un año.

Ayer recibió en su casa, después de 10 días de camino a una refugiada Ucraniana. 

Oksana, así se llama, perdió todo y dejó todo, atrás quedaron su casa, sus recuerdos y sus afectos.  

Salió de su país huyendo a través de Polonia, en una travesía que logra tener un final feliz gracias a esta familia mitad brasileña y  mitad venezolana que le abrió sus puertas para poder comenzar en un país ajeno.

Claro  esta, la intervención del gobierno Suizo ha hecho esto posible.

Suiza diseñó un plan de ayuda para los refugiados ucranianos que huyen de la guerra, a través de una página web donde la gente ofrece su casa y comida, hasta que la persona refugiada logre incorporarse al sistema helvético, una acogida que puede durar entre seis y ocho semanas, mientras el gobierno suizo le paga el transporte publico y le otorga un permiso de trabajo por tres años, con bonos de comida.

Ejemplarizante gesto dónde está involucrada la solidaridad venezolana.


30 de marzo de 2022

Mercados en las aceras

 

Mercado en Terrazas del Club Hípico

Mercados en las aceras


Otra denuncia que nos llega, es acerca de la activación de mercados populares en medio de las calles.

Una modalidad que se está implantando en toda la ciudad, mercados ambulantes que en ocasiones no cumplen con las normativas establecidas para tales fines.

En este caso en particular, hablamos del “mercadito” que se está colocando en la Av. Las Américas, con calle Venezuela, en Terrazas del Club Hípico, frente al Colegio “La Concepción”. 

Y la situación es más grave aún, ya que obstaculizan el anden, haciendo que el peatón se vea en la necesidad de transitar por mitad de calle en vez de hacerlo por las aceras que es el paso destinado para los transeúntes. 

Pero la denuncia se agrava, ya que estamos hablando de escolares que se ven en la necesidad de caminar por la calle en vez de utilizar un paso seguro, libre de obstáculos y sin correr riesgos innecesarios.

Instamos a las autoridades de la Alcaldía y/o Consejo Comunal para que hagan un llamado de atención a estos comerciantes y regularicen esta anomalía que afecta la circulación por el lugar .


COVIVIENDO CON EL AUTISMO

 


Mi nombre es Rosemarie Alzáibar, vivo en Caracas y tengo una hija de 23 años maravillosamente  Autista.

Su diagnóstico, como el de muchas mujeres, llegó hace dos años, cuando ya era una adulta, estudiaba psicología y atendiendo a una de sus clases sobre el autismo, se sintió totalmente identificada con lo que escuchaba y comenzó a investigar y a buscar respuestas.

Hasta ese momento nadie; maestros, profesores, ni médicos habían siquiera sugerido un diagnóstico similar, se limitaban a afirmar que Daniela era diferente; tenía dificultad para hacer amigos, le gustaba estar rodeada de adultos, era muy apasionada con las cosas que eran de su interés, muy sentimental y amiga de todas las causas perdidas, las cuales defendía con fervor.

Sus compañeras de colegio no fueron de mucha ayuda, en algunos casos por acción y en otros por omisión ante agresiones, mucho menos sus profesores que nunca entendieron la situación y no estuvieron allí para guiarla y protegerla.

Buscamos ayuda de especialista, cuando el bullying se hizo habitual e incontrolable, y pese a no tener un diagnóstico para ella, la respuesta de su entorno nunca mejoró hasta el punto en que nosotros, su papá y yo optamos por acompañarla la mayor parte del tiempo  en sus actividades.

La ignorancia y falta de educación sobre el Autismo era y es gigantesca, nadie que fuera medianamente funcional, jamás era considerado dentro del “espectro” y esto sin duda no permitió que la infancia de Daniela, sobre todo en el entorno escolar transcurriera felizmente.

Fueron tiempos muy difíciles, de los cuales nos quedó como familia un gran aprendizaje, nuestra labor de vida se concentró en  la concientización sobre el Autismo.

Muchos no han tenido tanta suerte como nosotros, de encontrar respuestas, fortalecerse  y redirigir sus vidas, muchos incluso han perdido sus vidas en el intento de encontrar apoyo.

Este sábado 2 de Abril se celebra el Día Internacional de la Concienciación sobre el AUTISMO y queremos recordarle a cada persona, a cada profesional, a cada ciudadano que la TOLERANCIA es la clave para una sociedad en equilibrio y debemos estar atentos para transmitir a nuestros hijos, amigos y entorno ese espíritu de inclusión, donde nadie, sin importar su condición se sienta menos que otros, donde esté permitido SER DIFERENTE.

"El autismo no necesita cura, pero la ignorancia si."

@conviviendoconelautismo



21 de marzo de 2022

Vecinos organizados generan proyectos innovadores

Mini Biblioteca Ecológica Granier San Luis


Vecinos organizados generan proyectos innovadores


Las comunidades cuando se organizan logran objetivos claros y concretos, más si las autoridades municipales o nacionales tardan en responder o simplemente se hacen los ciegos, sordos o mudos. 

Es así que en la Urb. San Luis los vecinos se están comprometiendo a mejorar sus condiciones y calidad de vida con proyectos de autogestión. 

Un vecino de la zona, JOSE MANUEL REYES, pidió el apoyo de ASOSANLUIS a fin de desarrollar un proyecto para el bienestar de los vecinos de San Luis: Mini Biblioteca Ecológica (un banco de libros). 

Esta iniciativa de la Mini Biblioteca Ecológica es un proyecto innovador cuyo propósito es 100% de carácter colaborativo y autogestionado por los vecinos. Usted se acerca, escoge algún libro y deja otro. La asociación de vecinos ASOSANLUIS otorgó la permisología y apoyo logístico. 


Y el 17 de marzo se llevó a cabo la inauguración. En el  acto, participó un nutrido grupo de vecinos así como también estuvieron presentes los Guardianes del Refugio ecológico Parque La Fila y Fray Antonio, quien llevó a cabo la bendición del espacio.  


Este proyecto se hizo realidad gracias a Carmelo Mendoza de GRANIER quien aportó los recursos como patrocinador del proyecto. Asimismo, agradecemos a la vecina Loly Ascencao por la donación de las palmeras quien también las sembró en el lugar. 

Lo mejor es que las puertas de esta Mini biblioteca siempre estarán abiertas. Hay libros gratis las 24 horas del día, los 365 días del año.  El amor a los libros y a la lectura, el deseo de compartir libros con otros, formar conexiones con gente y contribuir a la comunidad es su objetivo principal. 


¡Cada día es un día de suerte cuando tienes un libro para leer!

Proyectos de este tipo forman parte del interés que existen en las Asociaciones de trabajar conjuntamente con vecinos comprometidos en la recuperación y mantenimiento de la urbanización.

Seamos mejores ciudadanos, seamos ejemplo de lo que queremos y  procuremos una mejor Calidad de Vida.


¡Muy bien Urb. San Luis, esperemos se repita en otros puntos del municipio Baruta!

14 de marzo de 2022

La Visita


Ismael Pérez Vigil . Politólogo

La Visita

 Hay cosas de las que es necesario hablar a pesar de que algunas personas no les gusta que se las mencionen. Son temas delicados, dada la polarización política extrema en la que nos desenvolvemos y que ahora también exacerba la visión que tenemos de la política norteamericana.

 Al observar la discusión política de esta última semana, me viene a la mente una pregunta: ¿Cómo se resolvían las cosas en la “otra” Venezuela?; y la pregunta no es capciosa, porque aquí hubo otra Venezuela, una Venezuela que probablemente no conocen los menores de 30 años −más del 26% de la población−, que solo han vivido en el bochornoso régimen de oprobio, que se instaló en el país desde 1999.

 En esa otra Venezuela vivíamos bajo un régimen democrático, imperfecto, pero democrático. Y había las instituciones propias de un régimen democrático; había división de poderes, con un poder ejecutivo encabezado por el Presidente de la República y su gabinete de ministros; había un poder legislativo con un Congreso de dos Cámaras, en donde había control político del gobierno, debates y discusiones políticas sobre todos los aspectos de la vida nacional; había un poder judicial encabezado por una Corte Suprema de Justicia en donde se controlaba la justicia del país y se tomaban decisiones que algunas veces afectaban a los demás poderes; por ejemplo, se enjuició y propició el allanamiento de la inmunidad parlamentaria a algunos diputados y senadores, e incluso se llegó a tomar la decisión de enjuiciar a un Presidente de la República en ejercicio y se precipitó su renuncia al cargo. Es decir, existía un régimen imperfecto, que en lo económico trataba de garantizar igualdad de oportunidades y en lo político ofrecía la posibilidad de luchar y alcanzar el poder, desde cualquier posición u opción, como se vio en la alternabilidad de la presidencia y hasta en el triunfo de quien llegó amenazando con destruir todo −y lo hizo−; un sistema que contaba con partidos políticos, aproximadamente los mismos que tenemos hoy en día, pero que llegaban a acuerdos, que pactaban, porque para eso son los partidos políticos, para luchar por el poder y además para defender y negociar los intereses que legítimamente representan, para llevar adelante sus objetivos e intereses de sus seguidores y aceptar que los otros, aunque queden en minoría, también puedan defender los suyos.

 Esa es la otra Venezuela, que no es obviamente la sórdida que tenemos ahora y no es que la lloremos, porque como bien señalé tenía sus imperfecciones, algunas muy gruesas, pero funcionaba la política, cumplía su función regulatoria del poder y la de conseguir que se llegara a acuerdos para que todos pudieran expresar y defender sus intereses. En otras palabras, se negociaba, se establecían pactos entre los partidos políticos, para gobernar, o para regular y controlar a quien gobernaba, se pactaban en el Congreso el presupuesto, las leyes, las políticas, la composición de la Corte Suprema de Justicia, la designación de altos funcionarios, como el Fiscal General, el Contralor o la composición de los organismos electorales, etc.; sí, se pactaba, porque eso es la política: negociar, pactar. Negociar no es sinónimo de corrupción, de arreglo deshonesto, negociar es la esencia del ser humano que acepta sus limitaciones, que sabe que puede estar equivocado y sobre todo, que reconoce los derechos de los otros seres humanos.

 Todo este largo rodeo viene a colación por lo que está ocurriendo en este momento en el país, donde todo se convierte en un escándalo y un exabrupto, donde cualquier intento de negociar es satanizado; cualquier intento de ponerse de acuerdo es visto como un acto de suprema corrupción. Tomemos el caso más reciente, el de un grupo de funcionarios norteamericanos que vinieron a reunirse con diferentes personas en el país, con Nicolás Maduro y algunos de sus funcionarios, con el presidente Guaidó y con representantes de los partidos políticos y obviamente hablaron de diversas cosas, de lo cual no se tiene mayores conocimientos o si se llegó o no a algunos acuerdos que, pues aún no ha trascendido mucho de lo que finalmente se acordó. Únicamente sabemos que tras la visita fueron liberados dos de seis gerentes de Citgo, presos injustamente desde hace tiempo, privados de sus derechos elementales de defensa, como todos los presos políticos del país, que son cientos. Tras la reunión, se produjo un comunicado del Gobierno Interino, explicando lo ocurrido y una declaración de Nicolás Maduro, en la que tras reconocer la reunión anunció su disposición de reanudar las negociaciones –cosa que por cierto ha dicho en varias oportunidades, sin que haya ocurrido nada− y se supone que en México, aunque eso no está muy claro; lo que sí manifestó fue su deseo de que se amplíe la composición de la delegación opositora en cualquier negociación.

 Desde luego, la visita y la negociación que se llevó a cabo y los supuestos acuerdos a los que se llegó, fueron de inmediato satanizados y calificados con todo tipo de epítetos, tanto hacia los miembros de la oposición democrática, como hacia el gobierno de los EEUU.

 Algunos han visto lo ocurrido con la visita, con bastante recelo; algunos lo ven con escepticismo, a otros les parece muy bien; pero, otros se han rasgado las vestiduras y algunos claramente han mentido acerca de la naturaleza de esta misión norteamericana, acerca de sus objetivos, acerca de lo que lograron y acerca del precio que tendrá que pagar la oposición venezolana, y el país en general, por los supuestos acuerdos a los que se llegó, aunque nadie sepa exactamente cuáles son. La opinión se ha formado sobre la base de elucubraciones y en algunos casos, sobre medias verdades o claras mentiras, con el objetivo político de desprestigiar más a la oposición democrática, al Gobierno Interino y a Juan Guaidó y en algunos casos al Gobierno de Biden.

 Lo peor es que de nada sirve aclarar, pues ya hay una matriz de opinión formada, sobre la base de elucubraciones e información parcial; de nada sirve aclarar que quienes vinieron fueron: el Embajador Story, Juan González, director del Consejo de Seguridad Nacional para el Hemisferio Occidental y Asesor Especial de la Casa Blanca para América Latina y al parecer, Roger Carstens, enviado presidencial especial para asuntos de rehenes −algo que no he podido confirmar, pues hay informaciones parciales−, pero en todo caso no había funcionarios de empresas petroleras; de nada sirve decir lo que explican los expertos petroleros −que sí conocen de la materia− que el régimen venezolano, ni reuniendo todo el petróleo que le sobra y lo que vende a Cuba, está en capacidad de cubrir esos 300 mil barriles sobre los que se especula, ni en la posibilidad de producirlos de manera inmediata o en el mediano plazo (Tampoco nadie explica porque los EEUU va a venir a buscar petróleo a un país con un gobierno hostil, enemigo declarado suyo, teniendo un vecino en el norte, Canadá, que le puede ofrecer todo el petróleo que necesite); de nada sirve decir que hasta el momento lo único concreto que se ha visto es la liberación de dos de seis presos por el caso Citgo (y que son una minucia en comparación con los más de 300 presos políticos que hay en el país) y que el gobierno de Maduro, una vez más, de tantas que lo ha hecho, dice que va a sentarse nuevamente a negociar; de nada sirve aclarar, como lo hizo la Subsecretaria de Estado, Victoria Nuland en el Congreso de los EEUU, que esta visita se coordinó desde Bogotá con la oposición con cuyos representantes se reunieron primero en Bogotá y luego aquí con Juan Guaidó; de nada sirve decir, como ha dicho el gobierno de Biden que no han comprado petróleo a Venezuela y que no tienen pensado hacerlo próximamente, etc.

 Pero la verdad es que me ha parecido muy “característica” −y a la vez deprimente− toda la discusión y argumentación sobre la “visita” de la delegación norteamericana y que se reuniera con Nicolás Maduro. Si es verdad lo que se ha especulado −y sobre lo que algunos han mentido− que vinieron a: 1) negociar petróleo, 2) liberar a los presos de Citgo; o/y 3) presionar para que NM continúe negociando en México −una de las tres cosas o las tres cosas− ¿Por qué se sorprenden que se hayan reunido con Maduro?, ¿Con quién iban a hablar? ¿Quién les puede vender petróleo? ¿Quién tiene presos a los de Citgo y cientos de presos políticos más? ¿Quién es, sino Maduro, quien no quiere seguir negociando con la oposición?; y por último, de todas maneras, a los que no creen en Guaidó, ni en el Gobierno Interino, ni en el G4, ¿Qué les importa si la delegación norteamericana se reunió o no con ellos?

 En resumen, lo que sabemos por fuentes distintas −prensa nacional e internacional, el gobierno de los EEU, el gobierno de Juan Guaidó y el gobierno de Nicolás Maduro− es:

- que un grupo de altos funcionarios norteamericanos hicieron una visita a Venezuela;

- que vinieron a tratar asuntos energéticos y otros temas, como parte del plan del gobierno norteamericano de aislar al gobierno de Putin;

- que la visita fue preparada hace tiempo en Bogotá y consultada con lideres de la oposición democrática, antes de realizarse;

- que se entrevistaron con Nicolás Maduro y funcionarios de su gobierno y con Juan Guaidó y miembros de la oposición venezolana;

- que después de la visita Nicolás Maduro liberó a dos de los seis rehenes o presos de Citgo que tiene en su poder y anunció su disposición a continuar negociando con la Plataforma Unitaria;

- que el Gobierno de Biden, tras la visita, anuncio que únicamente sigue reconociendo a Juan Guaidó como el legítimo Presidente de Venezuela; y

- que no ha comprado ni piensa por lo pronto comprar petróleo a Venezuela y tampoco levantar sanciones si no hay avances en las negociaciones en Venezuela entre el régimen de Maduro y la Plataforma Unitaria.

 Claro, se bien que siempre habrá quien diga que nada de esto es cierto y que todo es para disimular.

 A lo mejor es una ingenuidad de mi parte, seguramente lo es, pero, permítanme pensar fuera de la caja, como dicen los anglosajones: ¿Cabe la posibilidad de tener un pensamiento positivo acerca de la intención de la Administración Biden al reunirse con Nicolás Maduro? Por ejemplo, conocido el manifiesto interés de Maduro de negociar directo con los EEUU, tratar de reducir las sanciones y dado que fue él quien solicito esta reunión: ¿Es posible pensar que el Gobierno de Biden decidiera aprovechar la coyuntura para rescatar a los presos de Citgo, presionar a Maduro para que aceptara negociar en México, de una manera más flexible y se lograra unas elecciones libres?, ¿O ese pensamiento está negado, pues rinde mejores dividendos políticos, aquí y allá, afirmar que fue una negociación, a espaldas de la oposición? ¿Qué no fue más que una negociación de petróleo por sanciones y que todo lo demás −la liberación de los presos de Citgo, reanudar negociaciones en México, o donde sea, etc.− fue algo colateral o para disimular?

 Como quiera que haya sido esta misión norteamericana, para mí está claro que vinieron hacer algo que nos hace falta hacer en el país: política; vinieron a hacer política, vinieron a negociar, vinieron a llegar a acuerdos; el problema es nuestro, pues para nosotros todas esas son malas palabras, más allá de que no se haya conducido la información de la forma más adecuada por los dirigentes opositores, que tenían y tienen el deber de informar.

 https://ismaelperezvigil.wordpress.com/

7 de marzo de 2022

La Plaza Alfredo Sadel, ¿Quién administra este espacio?


Nuevamente nos llegan imágenes de la plaza Alfredo Sadel, un espacio público destinado al esparcimiento que en combinación con diversos eventos y ferias ambulantes le dan cierto renombre al lugar.

En el año 2007, la plaza fue remodelada dándole mayor carácter y modernidad a este espacio urbano.

Desafortunadamente este recinto al aire libre ha ingresando en la lista de estructuras sin mantenimiento y falta de atención que forman parte del municipio.



Las imágenes de las que hablamos nos muestran sus caminerías y aceras colmadas de basura, desagües rotos cuyos huecos representan un peligro para los transeúntes y usuarios del lugar, jardines desatendidos y faltos de riego, o sea un espacio que lo que menos invita es a pasar por el lugar.



Ahora bien, no han cesado los eventos en este sitio emblemático, por el contrario, se siguen celebrando ferias y eventos, que seguramente le generan una entrada al municipio por el alquiler del mismo. De ahí surgen estas preguntas ¿No son suficientes los fondos que genera el alquiler de la plaza, para mantener el lugar dignamente? ¿Cómo y quién administra estos fondos? 

Mientras en otros países el "Gobierno abierto" se impone, aquí en Venezuela y en nuestro Municipio la opacidad en el manejo de los recursos genera muchas dudas. 

Pensamos que con una buena gestión administrativa de estos alquileres, los mismos serían suficientes para generar un buen mantenimiento.

¿Ustedes que opinan?



2 de marzo de 2022

Renovación partidista y del liderazgo, camino al 2024?

Ismael Pérez Vigil . Politólogo

Renovación partidista y del liderazgo, camino al 2024?

A la memoria de Américo Martín, político, demócrata y amigo. Descansa en paz, Américo.


  El camino hacia las elecciones del 2024, pedregoso, lleno de incertidumbres y obstáculos; presenta al menos tres dificultades graves: La selección de un candidato único, por un mecanismo aceptado por todos; la unidad de los partidos, previa revisión, legitimación o reorganización de los mismos y sus líderes; y una oferta electoral, propuesta o programa, que entusiasme al país.

  Sobre la selección del candidato, no hemos tenido nunca mayores dificultades, porque al final, no importa si los partidos se ponen de acuerdo o no para presentar un candidato, o si aparece alguno, que se lanza “porque sí”, porque la polarización y que la gente “juega a ganador”, lo ponen en su sitio y terminamos teniendo un solo candidato opositor, con relativo chance. Otra cosa es la segunda parte de la afirmación: Que ese candidato sea seleccionado “por un mecanismo aceptado por todos”, pues en eso no hemos sido tan asertivos y probablemente ello ha influido −entre otras razones, quizás de mayor peso− para que ese candidato no sea tan exitoso. Pero no voy a repetir lo que ya dije en mi artículo de hace dos semanas. (Ver: El Candidato y su Selección, https://bit.ly/3HNRnlZ)

  También dejo para una futura ocasión el tema, nada fácil, de la “oferta electoral, propuesta o programa, que entusiasme al país”, que si bien no nos han faltado propuestas, es evidente que no han cumplido la condición de “entusiasmar al país”, porque si hubiera sido así, estaríamos hablando de otra historia. Por lo tanto, me voy a concentrar ahora en el tema peliagudo de “la unidad de los partidos, previa revisión, legitimación o reorganización de los mismos”.

El tema de la “unidad” no es para mí el centro del problema, pues de nuevo, como la gente “juega a ganador”, el que se sale del guion lo paga caro. Además, vamos a hablar claro, nadie en sus cabales va a oponerse a la unidad; quien lo haga no tiene futuro político; otra cosa es que no sea nada fácil lograr ese “cemento mágico” que una a la mayor cantidad de gente posible; pero al menos, la “unidad”, básica, superficial, de forma, la electoral, ha estado siempre más o menos garantizada; al menos para una elección presidencial, que es la que se nos viene en el 2024; otra cosa es que se logre para otros procesos: regionales, locales o parlamentarias, −aunque para estas últimas en 2010 y 2015 no lo hicimos nada mal−, lo complicado es la unidad en una propuesta para reconstruir el país.

  El tema de la reorganización de los partidos, su renovación y la de los líderes, es la otra cosa realmente complicada. En los últimos días, varios líderes han hablado acerca del “envejecido” liderazgo político y varios partidos han anunciado que están en ese proceso de “reorganización interna”, de “elecciones por la base” o proponiendo “rutas de salida”; pero el problema es que lo que está totalmente “enrarecido” es el ambiente político, el del país como un todo, con relación a los partidos, los líderes políticos y la política, e incluyo allí a los seguidores del régimen, que tampoco las tiene todas consigo, según admiten varios de sus “connotados” y conspicuos voceros. ¿Serán suficientes esas reorganizaciones en camino? ¿Servirán, ahora sí, para llenar la fosa que hay entre partidos y sus lideres, con el pueblo venezolano? ¿Se atreverán a romper con los esquemas de partidos de masas y de cuadros, propios de finales del siglo XIX y principios del XX? ¿Darán una respuesta a los miles de militantes de la sociedad civil, que han preferido refugiarse en sus pequeñas organizaciones −limitadas y dispersas como los partidos− para tratar de hacer política? Hay recelo en que éste sea el momento para eso, pero qué duda cabe que sí hay que iniciarlo en algún momento.

  Tenemos más de cuarenta años, desde finales de los 70 del siglo pasado, en este proceso de escabechina de líderes y partidos; y francamente, yo no creo que hayamos llegado todavía a un compromiso serio para el proceso de renovación de partidos y líderes −que nadie discute su necesidad− porque si existiera ese compromiso serio por cambiar el medio político o el ambiente político venezolano, muchos de los que los critican hace tiempo que se habrían metido a hacerlo: Militando en organizaciones políticas, creando nuevas organizaciones, actualizando permanentemente las que existen, etc.

  El problema es que una de las terribles características de los venezolanos que tenemos algo de instrucción −y no hay nada peor que tener solo “algo” instrucción− es que tenemos la peculiar costumbre de saber que deben hacer los demás, para nosotros hacer lo mínimo o no hacer nada. Siempre ha sido más cómodo dedicarse a los negocios, a la actividad profesional, a la docencia, a militar en organizaciones de la sociedad civil − dispersas y atomizadas, pero manejables− o a disparar desde la cintura cada vez que nos provoque.

  Además, quedamos muy bien, porque eso de criticar a los políticos y los partidos siempre ha estado de “moda” y es muy seguro; no hay que probar nada, pues “todo el mundo sabe que eso es así” y además nadie te va a responder ni a desmentir; y si alguien lo hace, no importa, porque en este país a nadie se le ocurre rectificar o pedir disculpas por dar falsa información o difamar.

  En cualquier caso, sobre el tema de los partidos he escrito en varias oportunidades y no lo voy a repetir; quien lo desee, puede ver en mi “blog” (https://ismaelperezvigil.wordpress.com/) varios artículos; y en particular, a quien le interese, le recomiendo estos:

1)    Virus de la antipolítica, 17 de abril de 2020

2)    Acoso a los partidos y una reflexión necesaria, 27 de junio de 2020

3)    Renovación de los partidos (1), 4 de julio de 2020

4)    Renovación de los partidos (2), 11 de julio de 2020

5)    Reconstrucción Opositora, 5 de diciembre de 2020


   La desadaptación de los partidos sus líderes y su inocultable problema de desarraigo, con respecto a la población venezolana y sus problemas, es un tema viejo, que se remonta a finales de los años 70 del pasado siglo y tuvo su eclosión en 1993, cuando resultó electo para un segundo periodo presidencial, Rafael Caldera, quien llegó al poder con el 30% de los votos, prescindiendo del partido social cristiano, que él mismo fundara, y a través de una alianza de mini partidos, varios de izquierda, que se autodenominaban el “chiripero”.

  Durante su periodo presidencial, 1993-1998, se profundizó la decepción con los partidos tradicionales y surgió una nueva fuerza en el país: el chavismo, que se presentó y triunfó en las elecciones de 1998, en medio de un país totalmente polarizado y dividido en tres frentes bastante simétricos: el chavismo, que obtuvo 3,6 millones de votos, la oposición con 2,8 millones; y sorpresivamente la abstención, como fuerza mayoritaria pues más de 4 millones de venezolanos dejaron de ir a las urnas. La opción triunfadora, el chavismo, era en ese momento amorfa de contenido ideológico; tras un líder, Hugo Chávez Frías, con una oferta política, mezcla de demagogia y populismo, que un día se presentaba como un Savonarola de la política, que amenazaba a los “corruptos” con freír sus cabezas en aceita; otro día aparecía aliándose con partidos de izquierda; y otro, invocando una especie de “tercera vía”, al estilo Tony Blair; pero, siempre cruzando el rio, bien montado sobre el caballo de la antipolítica.

  A ese “fenómeno” los partidos tradicionales, en su momento y aún hoy, no han sabido salirle al paso, tratando de combatirlo electoramente con alianzas tradicionales poco exitosas, que han dejado en el camino muy maltrechos a los partidos tradicionales y a sus líderes. No repetiré lo ya dicho, (Ver: El Candidato y su Selección, ya mencionado); pero, como quiera que es un tema en el que hay mucha tela que cortar, en la penosa situación de silencio que lo rodea, concentrémonos en un pequeño trozo de esa tela: La “fórmula” para renovar el liderazgo opositor.

  En noviembre de 2021 surgió una propuesta para acometer esta renovación de la dirigencia opositora, cuya abanderada fue M.C. Machado: Proceder a una Elección Popular, sin CNE, −obviamente−, para elegir por la base la nueva dirigencia opositora, la que se pondría al frente de una única tarea: Salir de este régimen de oprobio.

  Según dicen algunos, aunque confieso no haberlo visto, la propuesta Machado tuvo “gran aceptación”; al menos, debo decir que, salvo contadas excepciones, nadie se pronunció públicamente en contra y las críticas a los términos de la misma han sido bastante tibias; a lo mejor es porque no hay “términos”, que hayan sido expuestos de manera concisa y clara; porque si bien se habló de una “Elección Popular”’, después se ha “matizado” señalando que no se trata de unas “elecciones primarias”, sino de un “proceso popular”, sobre el cual no se han ofrecido mayores detalles: ¿Cómo?; ¿Cuándo?; ¿Características?, ¿Quién lo organiza?; y sobre todo, ¿Quiénes participan?; ¿Podrán participar en el proceso también los partidarios del régimen? Y si eso es así, ¿Cómo evitar que ellos −que obviamente tienen una mejor y demostrada capacidad para organizarse−, no sean los que decidan quienes serán los dirigentes y lideres de la oposición? Obviamente, estoy consciente que mis interrogantes pueden ser triviales, pero no descabelladas y sé que soy “vocero”, sin que nadie me lo haya pedido, de muchas personas en el país, preocupadas por el devenir político opositor.

  Lo cierto es que nadie −o muy pocos− se han atrevido a criticar la “propuesta Machado”; probablemente por tres razones; primero, porque creo que todos estamos de acuerdo en que es necesario una renovación total de la dirigencia opositora, pendiente desde hace muchos años; es obvio que la actual no ha sido exitosa en su desempeño político principal: Sumar voluntades para lograr una salida política a la crisis en la que estamos sumidos; segundo, vamos a ser sinceros, porque nadie se enfrenta a M.C. Machado; y tercero, porque en mi opinión no se ha predicado con el ejemplo; el primer partido en renovarse de esta forma debió haber sido el partido que fundó, organizó y en el cual milita la proponente; y eso, que yo sepa, no ha ocurrido.

  Los proponentes, aunque no mucho, sí han dicho algo: Que eso hay que construirlo entre todos −que es otra forma de decir, que nadie se hace responsable− y que eso no es por casualidad, sino por diseño; que, deliberadamente, la propuesta fue concebida y planteada de esa manera, para que algún grupo, equipo humano o dirección colegiada de gerencia lo asumiera, aunque no sabemos bajo que directriz o inspiración, porque de eso sí es verdad que no se ha hablado. Pero, los que son el objeto de la propuesta, los partidos y los líderes, tampoco han dicho nada. Quizás en el discurrir de los días, asomen algunas propuestas o se aclare más la original.

  Mientras tanto, la tan deseada renovación de la dirigencia partidista y la estirpe del liderazgo opositor −como nos recordó García Márquez− parecen condenadas a pasar sus cien años de soledad, de los cuales ya llevamos más de 40; siendo los 23 últimos, los más penosos.


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