Mi nombre es Rosemarie Alzáibar, vivo en Caracas y tengo una hija de 23 años maravillosamente Autista.
Su diagnóstico, como el de muchas mujeres, llegó hace dos años, cuando ya era una adulta, estudiaba psicología y atendiendo a una de sus clases sobre el autismo, se sintió totalmente identificada con lo que escuchaba y comenzó a investigar y a buscar respuestas.
Hasta ese momento nadie; maestros, profesores, ni médicos habían siquiera sugerido un diagnóstico similar, se limitaban a afirmar que Daniela era diferente; tenía dificultad para hacer amigos, le gustaba estar rodeada de adultos, era muy apasionada con las cosas que eran de su interés, muy sentimental y amiga de todas las causas perdidas, las cuales defendía con fervor.
Sus compañeras de colegio no fueron de mucha ayuda, en algunos casos por acción y en otros por omisión ante agresiones, mucho menos sus profesores que nunca entendieron la situación y no estuvieron allí para guiarla y protegerla.
Buscamos ayuda de especialista, cuando el bullying se hizo habitual e incontrolable, y pese a no tener un diagnóstico para ella, la respuesta de su entorno nunca mejoró hasta el punto en que nosotros, su papá y yo optamos por acompañarla la mayor parte del tiempo en sus actividades.
La ignorancia y falta de educación sobre el Autismo era y es gigantesca, nadie que fuera medianamente funcional, jamás era considerado dentro del “espectro” y esto sin duda no permitió que la infancia de Daniela, sobre todo en el entorno escolar transcurriera felizmente.
Fueron tiempos muy difíciles, de los cuales nos quedó como familia un gran aprendizaje, nuestra labor de vida se concentró en la concientización sobre el Autismo.
Muchos no han tenido tanta suerte como nosotros, de encontrar respuestas, fortalecerse y redirigir sus vidas, muchos incluso han perdido sus vidas en el intento de encontrar apoyo.
Este sábado 2 de Abril se celebra el Día Internacional de la Concienciación sobre el AUTISMO y queremos recordarle a cada persona, a cada profesional, a cada ciudadano que la TOLERANCIA es la clave para una sociedad en equilibrio y debemos estar atentos para transmitir a nuestros hijos, amigos y entorno ese espíritu de inclusión, donde nadie, sin importar su condición se sienta menos que otros, donde esté permitido SER DIFERENTE.
"El autismo no necesita cura, pero la ignorancia si."
@conviviendoconelautismo
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Gracias por compartir tu experiencia Rosemarie, un gran abrazo a Daniela.
ResponderBorrarMi Rose, GRACIAS por tu apertura y compartir parte de la experiencia vivida, que al final es la que nutre y nos fortalece. Le envio a tí, a Daniel y ha tu maravillosa hija Daniela un gran abrazo.
ResponderBorrarExcelente tu articulo Rosemarie, muy ilustrativo y enriquecedor, gracias por compartirlo, recibe un abrazo
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