Por Manuel Barreto - 25 de febrero de 2023 1:00 am
“Quienes han provocado dramas por falta de lucidez dicen que no fue ésa su voluntad, pero la falta de lucidez es un crimen cuando se tiene una responsabilidad.”
Albert Jacquard
Por compromiso podemos entender la actitud de vivir con una deuda que adquirimos para ganarnos el derecho a realizarnos, con un profundo sentido existencial. Vivir un compromiso es entregar nuestro existir por lo que creemos, es vivir para dejar lo mejor de nosotros mismos, por mantener nuestras convicciones. Y la dignidad debería ser la razón misma de una ciudadanía comprometida con su porvenir. Los riesgos del pensamiento, si los hay, no pueden ser compensados con cortapisas al pensamiento. Terminaremos por hacernos insensibles si el temor de ciertos pensamientos desarma moralmente a nuestra sociedad. Dudas, confusión, desconfianza. No podemos permitir que todo acabe en indiferencia, resignación y silencio. ¿Acaso lo más cómodo será el dejar pasar?
Tomar conciencia exige un intenso contacto con los problemas de la sociedad de nuestro tiempo. Ese contacto no debe ser limitado en ninguna forma. La lucidez exige sensibilidad clara, disponibilidad mental, estado de alerta del intelecto. Implica ir al encuentro de los problemas. Nos lleva a la claridad de análisis, a la integración de perspectivas, y tomar conciencia de los pasos que deberían conducir a la acción, nos lleva a la lucidez.
La palabra lucidez tiene el significado de “claridad y rapidez mental” y nos llega del latín lucidus, “cualidad de claro”. La lucidez puede en algún momento intimidarnos, pero no debemos temerle. La lucidez compromete, pero compromete con la verdad. La lucidez asusta porque puede ser perturbadora. Sólo un pensamiento es peligroso: el inconcluso, ese que se queda a medio camino en su recorrido. Lo que hemos transitado como sociedad es un desorden social – o anomia – edificado en parte sobre la ignorancia, el temor, el prejuicio y las incoherencias. Sin embargo, en cuanto se despierta de ese letargo y se dispone a combatir por sus valores, principios y dignidad, la Sociedad Civil – y lo vemos por el continuo ataque a las ONGs- puede ser tildada de golpista, terrorista y saboteadora, como lo ha sido desde los inicios de este perverso régimen. Y suele ser perseguida.
Por algo las dictaduras hacen lo que esté a su alcance -y más allá- por desarticularla, desacreditarla y deslegitimarla. Su verdad perturba el orden (o desorden) establecido, o impide la falsa tranquilidad de conciencia de un régimen que carece de ella.
En estos tiempos se empieza a apreciar un resurgir de la lucidez que cobra ante los discursos abstencionistas una fuerza cada vez mayor, pues en el diario cotarro político el escenario de las Primarias es lo primero que aparece.
Muchas veces se utiliza el término resiliente de manera equivocada, desviando la importancia o necesidad de la resistencia ante cualquier circunstancia compleja que se presenta como la respuesta preferible; cuando la realidad, por dura que sea, nos señala que no hay que aguantar todo, ni aguantarlo siempre, ni en lo personal ni en lo social. Apostemos a favor de la lucidez ante lo que nos presenten como inevitable. Porque tal vez lo inevitable solo lo sea en apariencia.
Es hora de hacer un esfuerzo, lúcido y comprometido, por la regeneración política. Actuando en conciencia todos podemos contribuir a la regeneración moral de lo poco que nos queda de nuestra democracia, sin temer a la verdad, promoviendo con honradez los valores, sin trampas ni espejismos de inmediatez, y, sobre todo, sin ambigüedades ni servidumbres sospechosas. Cuando somos incapaces de comprometernos, somos incapaces para elegir, por miedo, por comodidad, por escasa lucidez, por falta de formación e información; y es entonces, cuando realmente dejamos de ser libres.
https://www.el-carabobeno.com/por-un-esfuerzo-lucido-y-comprometido/
------------------------------------------------------------------------------
No hay comentarios.:
Publicar un comentario