Por supuesto, la población al no tener una fuente de información confiable, recurre a las redes sociales, a los portales noticiosos unos veraces y otros poco, pero el hecho es que, frente a esta pandemia, nos hemos manejado más por rumores que por una tesis única.
Ahora el gobierno, la fuente oficial de la evolución de la pandemia, nos advierte de una mutación del virus, una cepa más virulenta y de mayor poder letal.
Inmediatamente se disparan las alarmas y los rumores que incitan al miedo más que a la búsqueda de posibles soluciones.
Ciertamente debemos tomar y sostener las medidas preventivas, debemos mantener el distanciamiento social, el lavado constante de las manos, el uso del tapaboca, evitar aglomeraciones, tratar de salir solo si es necesario, pero eso no es todo, y aquí viene nuestra observación.
Vemos con preocupación que se inician campañas de terror, de alarma, y nos hacemos partícipes de ellas, pero no iniciamos campañas de exigencia de vacunas para toda la población, no exigimos la implementación de pruebas masivas de detección del virus, no iniciamos campañas para dotar al personal sanitario con todos los implementos necesarios para su protección, pues al final de cuentas son la primera fila en esta batalla contra el virus.
Señores, la escasez de vacunas no es excusa, el estado está en la obligación de movilizar la mayor cantidad de fondos para lograr proteger a su población y si se encuentra discapacitado para ello, entonces permitir que otros entes lo hagan, pero los ciudadanos no pueden quedar desasistidos.
¡Necesitamos vacunas con urgencia!!!
Insistimos esta cuestión no es de seguridad política, esta cuestión es de seguridad pública.
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