El Imperio de la brutalidad
Carolina Soto
Baruta En Movimiento
Sin agua, sin combustible, sin comida … así fueron deportados de regreso a su patria venezolana 16 niños y 13 adultos que huían de la situación política económica que vive el país.
Una decisión cruel e inhumana tomada por el gobierno de Trinidad, lanzó de vuelta a este grupo de personas que en su desesperación tomaron la vía marítima para escapar del hambre y la miseria y poder llegar a un puerto seguro, a otras fronteras donde puedan ser recibidos y desarrollarse con dignidad.
Que cercano está ese pasado, cuando los ciudadanos del continente y El Caribe llegaban a nuestra tierra en busca de oportunidades.
Fue nuestra época dorada, la época de la democracia floreciente cuando recibimos sin rechazar a todos aquellos hermanos americanos.
Nos resulta insólito constatar que países vecinos con los cuales nos unen lazos de hermandad y costumbres arraigadas entre nosotros, el calipso por ejemplo, hagan alarde de brutalidad al tratar como parias a los venezolanos que llegan a sus costas en busca de una mano amiga.
Pero más indignante nos resulta ver cómo hasta el momento, el gobierno venezolano no ha pronunciado una sola nota de reclamo frente a este despiadado hecho.
¿Qué significado tiene para la administración de Maduro ser un conciudadano?
No es de extrañar que 5 millones de nacionales estén buscando un mejor porvenir en tierras extranjeras.
Al parecer la resaca de la celebración de ayer no les ha dado chance de asimilar que 16 niños venezolanos fueron lanzados al mar sin contemplación alguna.
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