26 de marzo de 2020

Tic-toc-tic-toc: Venezuela y Coronavirus, una bomba de tiempo, escrito por Pedro Delgado




23 de marzo de 2020

En Venezuela hay que actuar con urgencia. La epidemia en desarrollo de Covid-19 debe ser manejada dejando a un lado los extremos políticos — es un tema sanitario, de civismo, de humanidad.

Las observaciones que hago a continuación vienen de un Venezolano preocupado por el país y por mi familia, y se respaldan en mi experiencia en mejora de sistemas de salud en países de Latinoamérica y Europa. Además, viviendo en el Reino Unido observo a diario el impacto que la epidemia está teniendo en el día y a día de la ciudadanía y del sistema de salud.
Todavía sabemos poco del Coronavirus, pero ya sabemos un poco más. Comentando a raíz de su estudio publicado de los últimos días, Neil Ferguson de Imperial College en Londres remarcaba que “el mundo enfrenta la mayor crisis de salud pública de las últimas generaciones”. Ayer se publicó un mapa interactivo interesantísimo de como viajó el virus desde su comienzo en China. En Alemania e Inglaterra se estima que más del 50% de la población será alcanzada por el Coronavirus — en muchos casos las personas lo sufrirán incluso sin saberlo por lo leve de los síntomas. En los Estados Unidos, los escenarios arrojan números posibles de entre cientos de miles hasta 2 millones de muertes como consecuencia del Coronavirus. Estas son sociedades de altos ingresos, con sistemas de salud funcionales y con capacidad de respuesta económica.
También poseemos información sobre lo que hay que hacer para aplanar la curva, incluyendo el distanciamiento social y medidas básicas de higiene de manos.



En casi ningún país se hacen pruebas a todos los casos sospechosos, pues la disponibilidad de los kits es relativamente baja, y la logística de hacer pruebas pone presión en los sistemas de salud que están preparándose para la avalancha de casos con síntomas leves o moderados y complicados. Por ende, los números reportados tienden a ser un subestimado importante de los casos reales. Muchos gobiernos (ejemplo de Escocia en el gráfico) incluso promueven guías claras de que hacer en casa en caso de tener síntomas , por grupos específicos ligados a riesgo (en inglés) y con el fin no ahogar la capacidad del sistema de salud:



Muchos países como Italia, España, y el Reino Unido ya han pasado de la contención a la etapa de mitigación, con la intención de trabajar en conjunto entre el gobierno, el sistema de salud, y la sociedad para aplanar la curva.

A pesar de sus esfuerzos, y como es de esperarse, con un mayor número de casos, el número de muertes por Coronavirus en estos tres países sigue aumentando (Italia ya rebasó a China). A pesar de su importante disponibilidad, en sus hospitales no hay suficientes camas de terapia intensiva para lidiar con el aumento (temporal) de la demanda; hay complejidad en la obtención de suficientes equipos de protección personal para evitar el contagio de profesionales de salud mientras hacen su trabajo, y existe un número limitado de ventiladores con respecto al número de pacientes que los necesitan (son aparatos que ayudan a respirar a pacientes en terapia intensiva). Los países en esta etapa aún con los recursos que cuentan están prácticamente paralizados por las medidas asociadas con el distanciamiento social, y en algunos sus gobiernos están tomando medidas económicas drásticas para evitar un colapso absoluto. Por ejemplo en el Reino Unido, ayer se anunció un paquete económico sin precedentes para ayudar a negocios a punto de quiebra temporalmente para que puedan superar los próximos meses. Entre los países que han logrado aplanar la curva se encuentran Hong Kong, Singapur, Taiwan y China y este articulo resume sus estrategias de abordaje.
Entre las cosas que sabemos pero con menos certeza, es el impacto del clima en el Coronavirus. Este artículo  el Center for Communicable Disease Dynamics de Harvard sugiere que la transmisión en climas cálidos posiblemente sea más lenta, pero no lo asegura pues el virus es muy nuevo y todavía es difícil establecer conclusiones categóricas.
Tomando en cuenta el escenario global, pensemos en Venezuela, pues los casos siguen aumentando a diario en presencia de un sistema de salud que no es ‘sistema’ en el estricto sentido de la palabra, sino una serie de instituciones inconexas. Poco se sabe de su estado más allá de la Encuesta Nacional de Hospitales que nos dice que la infraestructura física hospitalaria es muy deficiente — los servicios llegan intermitentes y en algunos ni el agua llega, en la mayoría los insumos médicos y el personal son deficientes para las necesidades cotidianas y no cuentan con equipos suficientes, especial mención de respiradores que son escasos; hay ausencia de protocolos de acción para epidemias y de zonas habilitadas de aislamiento para pacientes infectados. La emigración masiva de los últimos años de profesionales de salud es otro factor importante a considerar.
Se unen variables de tipo social y económicas como una sociedad altamente dependiente de la economía informal, en muchos casos viviendo financieramente día tras día (trabajo hoy para comer hoy), bajo condiciones de vivienda en muchos casos cercanas al hacinamiento y sin acceso a agua ni luz. A esto se suma el hecho de que un grueso de la población está sub-nutrida y por lo tanto más vulnerable en su salud por la depresión inmunológica que eso produce. Vale la pena mencionar en lo positivo, que el clima cálido de Venezuela es posible (mas no seguro) que desacelere el ritmo de la transmisión.
La estrategia temprana de corte marcial en Venezuela dirigida al distanciamiento social es un acierto en los inicios de la epidemia, y espero tenga un efecto en el corto y mediano plazo. Difícil predecir en estos momentos por la pobreza de los datos oficiales reportados. Lo que si es cierto es que la población de escasos recursos encuentra dificultades en cumplirla por tener que satisfacer sus necesidades diarias sin la ayuda oficial especial necesaria en circunstancias como la presente. El escenario político sigue siendo confuso, y más allá de lo que publican los medios politizados (ambos extremos), poco se sabe acerca de preparativos a nivel de sistema de salud, ni acerca de si los expertos en el tema (que no son políticos) están siendo utilizados para brindar su inteligencia en el plan y acciones requeridos. Dado este escenario, Venezuela enfrenta una bomba de tiempo. En su excelente análisis del 3 de Marzo, Julio Casto y Carlos Torres-Viera describen la epidemia como un continuum, y un fenómeno dinámico y cambiante — e ilustran el potencial impacto en Venezuela con tres escenarios. También afirman que ‘Lo que sucede hoy, mañana puede estar caduco”. 19 días después, la fotografía ha cambiado. Lo poquísimo que se reporta a nivel oficial incluye 70 casos, que dada la realidad global de desafíos con las pruebas del Coronavirus y la falta de información veraz de salud en el país, es fácil decir que es un subestimado importante.
Veamos las posibles consecuencias de un aumento significativo de Coronavirus en Venezuela: caos hospitalario por falta de preparación, mala infraestructura, falta de insumos, y ausencia de personal especializado; caos social por la dependencia en una economía informal altamente afectada por la cuarentena total decretada por el gobierno para asegurar el distanciamiento social, en donde muchos no tienen que comer y en algún momento pensarán en cómo conseguir su sustento diario de otras maneras; depresión económica aún mayor de la habitual reciente por el bajísimo precio del barril de petróleo, la disminución de ingresos fiscales por el cierre del comercio, la parálisis de la economía por la cuarentena; ausencia de posibilidades de irse del país por el cierre de las fronteras y suspensión de vuelos. Es un escenario más que gris — negro. Es una bomba de tiempo, y el tic-toc-tic-toc de su reloj sigue aumentando en volumen, al mismo ritmo que aumenta progresivamente la ansiedad individual y general de los ciudadanos.
No son tiempos de cálculos políticos, son tiempos de urgencia sanitaria con necesidad de ser guiada por profesionales que viven en Venezuela y saben del tema a profundidad. Es indispensable hacer una tregua en el enfrentamiento político que ocurre por lo general en las disputas entre enemigos aparentemente irreconciliables para actuar en conjunto y de manera sinérgica. En términos de acción y haciendo un análisis muy llano, es importante hacer cosas a muy corto plazo de manera coordinada y conjunta — idealmente sin distinciones políticas. Algunos ejemplos incluyen:
1. Preparar a los hospitales, incluyendo planes de acción con protocolos claros. Existen ya miles de ejemplos a nivel mundial de lo que hay que hacer, disponibles en internet. Un ejemplo simple es la lista de chequeo de la Organización Mundial de la Salud
2. Buscar recursos económicos e insumos y equipos necesarios para los hospitales, concentrándose en asegurar todo lo necesario para el lavado de mano; equipos de protección personal (‘PPE’ en inglés) para evitar que los profesionales sean contagiados mientras hacen su trabajo; y ventiladores para las terapias intensivas 
3. Entrenar profesionales de salud para tareas tales como triaje de pacientes, y prácticas clínicas básicas para el manejo de coronavirus. Esto hay que hacerlo con celeridad, creatividad, de forma dinámica, y utilizando el principio de ‘task shifting’ promovido para escenarios en los cuales simplemente no existen los números necesarios de especialidades médicas para cubrir la demanda.
Es imposible desvincular la crisis sanitaria de la crisis socio económica que la acompaña, y en otros países se han tomado medidas posiblemente complicadas de aplicar en lo político pero que vale la pena mencionar (no soy economista):
4. Cubrir las necesidades básicas de un buen porcentaje de la población con hambre y necesidades inmediatas al menos temporalmente (los próximos 2–3 meses), antes que sea inevitable que busquen alternativas no deseadas para cubrirlas.
5. Proteger a la economía formal con apoyo al menos por los próximos 2–3 meses para asegurarse que muchos negocios en muchas industrias no desaparezcan.
Mi madre siempre me ha dicho, que ‘prenda una velita’ cuando quiero suerte con algo. En este caso, prendo velas a diario para que el clima ayude a que en Venezuela el coronavirus tenga un ritmo de contagio más bajo por el clima (repito, esta correlación no está claramente determinada así que más que una certeza, es un deseo), e incluso porque haya mutaciones que lo detengan. Porque de otra manera, incluso los cálculos más conservadores prevén caos a muchos niveles. Además de la única cosa que todavía no he mencionado: un número muy alto de muertes y sufrimiento. Hagamos un cálculo básico de regla de tres, tomando en cuenta algunos escenarios que únicamente consideran la parte sanitaria de COVID con tasas de infección y mortalidad asumidas (no calcula la dimensión social ni la económica):



Tic-toc-tic-toc. El llamado es a que, en un contexto de extremos políticos, se dejen de lado las diferencias y se asuman la planificación y acciones en conjunto debido a la gravedad del asunto. En Venezuela hay que actuar con urgencia, de manera inmediata.
No es un tema político — es un tema sanitario, de civismo, de humanidad.

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