Baruta En Movimiento
07/11/2019
El Secretario Adjunto de Las Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios
Mark Lowcock al finalizar su visita a Venezuela el 6 de noviembre de 2019,
declaro la absoluta gravedad y el continuo deterioro de las condiciones de los
venezolanos. Por la gravedad y la importancia de la declaración la
transcribimos en su totalidad:
SECRETARIO GENERAL
ADJUNTO DE LAS NACIONES UNIDAS PARA ASUNTOS HUMANITARIOS Y COORDINADOR DEL
SOCORRO DE EMERGENCIA (OCHA), MARK LOWCOCK
DECLARACIÓN SOBRE LA
SITUACIÓN HUMANITARIA EN VENEZUELA
Caracas, 6 de
noviembre 2019
Durante mi primera
visita a Venezuela, he visto cómo las mujeres, los hombres, los niños y las
niñas comunes se enfrentan cada día a retos abrumadores para sobrevivir.
Millones de personas no pueden acceder al mínimo de alimentos, agua y atención
médica. La situación continúa deteriorándose.
La gran mayoría de los
venezolanos se han visto afectados por la crisis política y económica en la que
fue alguna vez la nación más rica de América Latina. Una enorme contracción
económica exacerbada por la hiperinflación ha provocado una situación difícil
para la gente común en todo el país.
He observado que el
sistema de salud está al borde del colapso y que muchos hospitales carecen de
la infraestructura básica de agua y electricidad. Los pacientes hospitalizados,
muchos de los cuales ya están gravemente enfermos, corren un alto riesgo de
perder la vida a causa de las nuevas infecciones que están adquiriendo mientras
están en el hospital, ya que no es posible realizar una limpieza y desinfección
básica. Todo esto se ve agravado por la falta de medicamentos y la escasez de
médicos y enfermeras para administrarlos. Las enfermedades prevenibles, como el
paludismo y la difteria, han vuelto con mucha fuerza. Las personas con
enfermedades crónicas, mujeres embarazadas y lactantes, niños y niñas y
personas en situación de discapacidad se encuentran entre los más vulnerables.
Algunas estimaciones
sugieren que 4,5 millones de venezolanos viven actualmente fuera del país - la
mayoría de ellos en otros países de América Latina y el Caribe. Muchas de estas
personas se arriesgan a realizar viajes peligrosos todos los días,
enfrentándose a la explotación sexual, la trata y el abuso.
A pesar de la gravedad
de la situación, también me ha impresionado la solidaridad de las personas que
se apoyan mutuamente. El personal y los pacientes del hospital José Gregorio
Hernández, que visité, me dijeron que los medicamentos son escasos, que los
apagones han causado que sólo una quinta parte del hospital tenga electricidad,
que el agua llega sólo dos días a la semana, y que cuando lo hace, algunas de
las tuberías oxidadas y rotas desprenden un hedor desagradable que persiste en
todo el hospital. Me dijeron que algunos trabajadores del hospital gastan más
de su salario mensual sólo para ir a trabajar.
En mis reuniones con
funcionarios de alto nivel del Gobierno de Venezuela y miembros de la Asamblea
Nacional, encontré una voluntad común de abordar la situación humanitaria. Sólo
una solución política puede detener el sufrimiento en Venezuela. Mientras
tanto, las Naciones Unidas y nuestros socios humanitarios seguirán prestando
ayuda humanitaria a los más vulnerables de acuerdo con nuestros principios de
imparcialidad, independencia y neutralidad.
En este sentido, el
Plan de Respuesta Humanitaria fue elaborado este año por las Naciones Unidas y
sus socios para abordar las necesidades humanitarias más graves. Este Plan ha
sido plenamente apoyado por el Gobierno de Venezuela y la Asamblea Nacional. He
recibido compromisos firmes de que apoyarán la implementación del plan, en
beneficio de los venezolanos más vulnerables de todo el país.
La comunidad
humanitaria se centra en la prestación de asistencia para salvar vidas y en la
protección de los más vulnerables. Todas las partes deben respetar nuestro
enfoque humanitario de principios y no manipular la asistencia basada en las
necesidades. El sufrimiento humano no es un arma política. Seguiremos
monitoreando la prestación de asistencia para asegurarnos de que ésta se presta
de manera transparente y en conformidad con evaluaciones independientes.
He pedido a las
autoridades y a otros apoyo para mejorar el acceso de las organizaciones
humanitarias, incluidas las organizaciones no gubernamentales, para facilitar
aún más la incorporación del personal especializado, para reducir las
restricciones burocráticas para el registro y el traslado de suministros de
ayuda por todo el país, para apoyar el monitoreo independiente y para ayudarnos
a mejorar la disponibilidad de datos a fin de garantizar que se pueda ayudar a
las personas más necesitadas.
Los programas de ayuda
apoyados por las Naciones Unidas están marcando la diferencia. Durante el
último año hemos vacunado a 8,5 millones de niños contra el sarampión, apoyado
a unas 975.000 personas con medicamentos en 109 centros de salud, distribuido
alimentos y proporcionado apoyo agrícola a 50.000 personas, garantizado que
350.000 personas tengan acceso al agua potable, proporcionado apoyo educativo a
más de 160.000 estudiantes y hemos permitido que muchos de ellos permanezcan en
la escuela al comienzo del nuevo año escolar. También hemos proporcionado apoyo
nutricional a más de 100.000 niñas, niños y mujeres embarazadas y lactantes, y
hemos apoyado a 35.000 personas con información y apoyo para acceder a los
servicios de protección.
Por último, pero no
menos importante, quisiera dar las gracias a todos los que han aportado
recursos financieros para las actividades apoyadas por las Naciones Unidas al
esfuerzo humanitario en Venezuela. Este año se han recibido más de 155 millones
de dólares. Sin embargo, nuestro Plan de Respuesta Humanitaria de 223 millones
de dólares sigue careciendo de recursos suficientes y la mayor limitación para
la prestación de asistencia humanitaria sigue siendo la financiación. Todo el
mundo necesita hacer más.
El próximo mes
publicaremos planes provisionales para la respuesta humanitaria apoyada por las
Naciones Unidas en Venezuela en 2020. Se necesitarán muchos más recursos y
buscaremos financiación adicional de los donantes.
Debemos reconocer, sin
embargo, que es poco probable que los recursos internacionales sean suficientes
para estabilizar la situación humanitaria. Tendremos que encontrar una manera
de liberar los recursos venezolanos para contribuir más a la acción
humanitaria. Reconociendo las diferencias políticas, esto requerirá que las
partes interesadas den una mayor prioridad a la reducción del sufrimiento
inmediato de la población de este país.
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