El ejército realista defendía el status quo, defendía el poder real, un poder europeo degradado en tierras lejanas.
El ejército patriota, defendía la independencia de ese poder lejano, defendía el valor de estos hombres que no reconocen esa monarquía decadente que pretendía sacar ganancias del esfuerzo ajeno, sin darle valor al trabajo, al crecimiento, sin aportar mas que leyes y dominio.
Pasaba algo curioso, el ejército patriota doblaba en hombres al ejercito realista, aunque siendo éste mejor equipado, el deseo de lograr la tan ansiada independencia hizo que los nacionales se unieran, se empoderaran del asunto y siguieran las ordenes de su líder que los había llevado hasta el final de la contienda.
Pasaron varios años antes que de llegar a esta batalla decisiva, no fue ni fácil ni rápido, hubo que transitar por varios traspiés, por varias batallas, por varios caudillos, por varias traiciones, hasta llegar a este glorioso 24 de Junio de 1821.
Hace 199 años, los venezolanos ganaron esta lucha con gran esfuerzo, pero sobretodo con la unidad necesaria para obtener la libertad.
Hoy estamos sumergidos en otra batalla para lograr restituir la democracia instaurada con el pasar de los años, democracia que se logró manipulando los ideales de una República sana, donde los poderes públicos se respetaban, donde el valor ciudadano se enalteció con la participación y con la expresión básica, como lo es el voto.
Hace 20 años, fuimos invadidos por fuerzas de otras fronteras, que al igual que en el pasado, explotan nuestras riquezas y mantienen al venezolano sumergido en la miseria mientras estos recursos sólo sirven para mantenerse en el poder.
No estamos lejos de nuestra Batalla final, pero necesitamos el peso de la unidad, necesitamos ese valor patriota de hace 199 años para lograr el triunfo de una República sana, libre y democrática.
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