19 de mayo de 2020

José Toro Hardy: Autopsia de nuestra economía



19/05/2020

La Academia de Ciencias Económicas acaba de emitir un extraordinario pronunciamiento que pone en evidencia la destrucción masiva a que ha sido sometida la economía venezolana. Veamos algunos de sus planteamientos:

Comienza por resaltar que en apenas seis años nuestra economía ha experimentado una contracción del 70%. Enfatiza la Academia “el deterioro pronunciado de los servicios públicos, la destrucción de la capacidad productiva de la industria petrolera en manos del Estado y la reducción sustancial de la producción privada”.

En el ámbito estrictamente petrolero la afirmación de la Academia se constata al comprobar que en el 2013 aún producíamos 2,3 millones de barriles diarios en tanto que en abril de este año, según la OPEP, apenas alcanzamos a 622.000 b/d.  En ese mismo lapso la falta de mantenimiento de las instalaciones petroleras ha llevado a la paralización total de las refinerías provocando la imperdonable escasez de gasolina.

Hace después hincapié la Academia de Ciencias Económicas en las causas de la hiperinflación en el país que ha llegado a ser la más alta del mundo:  “Los créditos del instituto emisor (BCV) al gobierno pasaron del 8,5% en el año 2000 al 59,5% en el año 2019”. 

En otras palabras el BCV está monetizando el déficit fiscal en violación al Art 320 de la Constitución que lo prohíbe expresamente: 

“En el ejercicio de sus funciones el BCV no podrá  convalidar o financiar políticas fiscales deficitarias”.

Pasa a explicar la Academia que los créditos de la banca al sector privado respecto a sus activos consolidados se redujeron drásticamente al pasar del 41,9% en el año 2000 al 3,6% en el 2019. Los bancos ya no pueden cumplir con su función de intermediación financiera, abrumados por los encajes que les aplican. 

Lo anterior contribuye a entender el proceso de “pulverización” a que ha sido sometido nuestro signo monetario “y con ello su capacidad adquisitiva interna y externa, imponiéndose por la vía de los hechos y de manera en extremo desordenada, un sistema de monedas múltiples”.

Se refiere también a la destrucción del aparato productivo interno y, al referirse al sector agrícola, destaca que apenas produce un tercio de lo que demanda el consumo nacional, afectada además por crecientes dificultades para hacer llegar sus productos a los centros poblados debido a la creciente escasez de combustible.

Y presenta esta dramática afirmación: “La población está sumida en niveles de miseria nunca antes vistos por las tres últimas generaciones, con salarios mínimos de menos de tres dólares mensuales y con cinco millones de emigrados”.

Sobre el cuerpo inerte de nuestra economía se arrojan ahora las consecuencias de la pandemia y la escasez de gasolina. Algunos estiman que este año el PIB podría caer en más de un 20%.

Esos mismos planteamientos explican las recientes declaraciones del Sr Alejandro Werner, Director para el Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional, quien afirma: 

“El caso de Venezuela no es una década perdida, es una década de retroceso gigantesco (...) Lo que ha ocurrido en Venezuela es un desastre macroeconómico y social que nunca se había visto en la región”

La recuperación de Venezuela pasa por un giro de 180 grados en el modelo económico que se está aplicando. Ello implica un profundo fortalecimiento de la seguridad jurídica, un respeto absoluto a la propiedad privada, la reinstitucionalización del país, el acatamiento a los tratados internacionales, la reconstrucción de todos los sectores del aparato productivo. Pasa también por el rechazo total al narcotráfico y al daño que provocan vicios nefastos como la corrupción. En este sentido hay que afrontar el más complejo de los retos: la recuperación de los valores.

Vista la amplitud de los objetivos que se requieren, resulta evidente que no podrán ser alcanzados si previamente no se produce también un profundo cambio del modelo político, que es en fin de cuentas el responsable de todo el daño y la destrucción que hemos sufrido.

Los planteamientos de la Academia de Ciencias Económicas son tan extensos y profundos que no podemos abarcarlos todos en este Editorial. Constituyen una suerte de autopsia practicada al cuerpo económico inerte de Venezuela. 

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