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12 de enero de 2024

Baruta ¿Un municipio sólido y coherente?

 



Baruta: ¿Un municipio sólido y coherente?

 

Los que ayer asistimos al cambio de autoridades dentro del CMB fuimos testigos de los enroques políticos utilizados para lograr la tan preciada nueva Junta Directiva de dicho concejo.

 

…Y dijo: ¿Qué me quieren dar, y yo se lo entregaré a ustedes? Y ellos le dieron treinta monedas de plata.

Mt. 26:15


Juramentación del nuevo Presidente del Concejo Municipal de Baruta

Nosotros los vecinos Baruteños hemos luchado por participar y lograr un merecido posicionamiento dentro de las estructuras municipales con el fin de defender espacios dentro de los barrios y urbanizaciones que conforman el municipio.

 

Hagamos un recuento:

El actual alcalde ejerce funciones dentro de la alcaldía desde hace aproximadamente 6 años, durante los cuales se ha vivido un desenfrenado crecimiento urbanístico, sin la debida planificación y consideración de las variables urbanas; así mismo se dieron en concesión terrenos municipales bajo negociaciones poco transparentes e inconsultas para los vecinos, por ejemplo las canchas de Paddle  y otras áreas pseudo deportivas; igualmente fuimos testigos de cómo el Director General de la Alcaldía y el director de Ingeniería Municipal, fueron señalados y privados de su libertad por manejos turbios dentro de la misma y aún se mantienen bajo privativa de libertad por la concesión de permisos de construcción dentro del municipio.

 

Ahora bien, la mayoría de estas acciones mencionadas fueron realizadas bajo el tutelaje de las fuerzas políticas que hoy se posicionan dentro de la recién electa junta directiva del CMB.


¿Hay coherencia en el resultado de ayer?

Pareciera que la lucha vecinal hoy sufrió un revés, pareciera que los vecinos perdimos una batalla contra los poderes oscuros que mueven los hilos del municipio.

Pareciera que no hay coherencia en este enroque para lograr el poder dentro del CMB.

 

En latín existe una frase “quid pro quo” que significa algo a cambio de algo, hoy nos preguntamos ¿Qué dimos a cambio para obtener que?


Solo esperamos que dentro de ese cambio no estén sacrificados los intereses vecinales que es al final de cuentas lo que nos interesa.

 

Armando Machado, nuevo Presidente del CMB


En conclusión:

Seguiremos atentos, seguiremos evaluando el accionar de los dirigentes que hoy ostentan los cargos dirigenciales del municipio y como siempre será nuestro voto quien ratifique su estadía en dichos cargos.

 

Como recordatorio solo dejaremos esta frase en puerta:

Recuerden que los intereses de los vecinos no se negocian, somos un bloque y velaremos por un municipio donde merezcamos vivir.


Desde BEM estaremos muy vigilantes



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- Martin Luther King

5 de diciembre de 2023

¿Salir de esto o salir de aquí? Por Manuel Barreto

 


¿Salir de esto o salir de aquí?

Por Manuel Barreto - 2 de diciembre de 2023 12:08 am


“Elegir la política es el paso personal que cada cual debe dar, desde su aparente pequeñez que no renuncia a buscar compañeros, para obtener lo mejor de lo posible frente a las fatalidades supuestamente irremediables…”. Fernando Savater

Es cierto que un gran número de ciudadanos, con sobradas y válidas razones, toma la acción de ingresar a esa lamentable diáspora; otros se hacen los desentendidos, unos cuantos son los aquiescentes, y por supuesto, enchufados hay a granel; pero hay otros, no tantos pero si suficientes, que se niegan a tirar la toalla, que no permiten que el derrotismo les atrape, que no pierden las esperanzas, que se oponen y se opondrán rotundamente a que les confisquen el porvenir; que no le dan espacio al paralizante fatalismo; que elevan su voz con graves y sentidas denuncias, que gritan su iracundia en la tierra para que tal clamor llegue al cielo, y así esa voz, ese noble y justo grito, se una a tantas voces llenas de indignación pero igualmente cargadas de esperanza y de aliento.

Sostienen los entendidos de la ciencia política que el tiempo es el elemento que nos indica el grado de disenso y de conflicto de una sociedad determinada y su posible acrecimiento o su disolución. La relación entre tiempo y política es importante porque permite comprender las dinámicas de los regímenes políticos. La política no es un oficio en el que la ingenuidad o la falsa viveza generen resultados positivos. La política es una lucha continua entre el ser y el deber ser.

Nuestro tiempo, éste, que en buena parte nosotros no decidimos, es abrumador, y ninguno de nosotros lo pone en duda. Una vez más el porvenir parece mostrar caminos más tortuosos para alcanzarle, y lo hace con postergaciones que en no pocas ocasiones se mimetizan en un envoltorio muy complicado de abrir; y es entonces cuando se nos presenta un horizonte bastante difuso, del cual solo emana un sentimiento de impotencia.

Más, siempre hay que hacer. Para librarse de algo, casi siempre recurrimos a la expresión «Se tiene que hacer algo mejor», sin caer en el escapismo ni en la dispersión mental. Ahora bien, si realmente nos convencemos que realmente hay algo mejor que hacer, descubriremos un país distinto: el de la profundización de la acción y el de la exigencia en los resultados.

¿Qué no tenemos espacio ni decisión?

Ahora son muchos los ciudadanos comprometidos en poner su mayor esfuerzo en participar en la movilización y la organización, en el activismo y cuanto sea necesario para consolidar esa fuerza impregnada de rebeldía, perseverancia y fe, que habrá de derrotar la vileza del sometimiento socio- económico, la dominación militar; la imparable corrupción y la imposición ideológica, que con tanta determinación -o maldad- pretende atornillar este régimen.

El momentum político señala que estos son tiempos propicios para encontrar la debida transformación de desesperanza en indignación y organización ciudadana. Nadie dice que sea fácil sobreponerse al desaliento, pero hay que intentarlo cada vez con mayor firmeza, coraje y obstinación, sin desmayar. Cada quien debe intentarlo a su manera, según sus posibilidades. La solución a esa ineludible pregunta – ¿salir de esto o salir de aquí? – se encuentra en aquellos «imprescindibles» de quienes nos hablara Bertolt Brecht… La solución somos nosotros mismos. Todos y cada uno. Salir de este marasmo dependerá del coraje y la organización de la ciudadanía en concordancia con ese liderazgo capaz y responsable.

Estos son tiempos que nos obligan a tomar conciencia que esta lucha no es fácil, pero que de aquí en adelante ni la indiferencia, la pasividad, la aquiescencia ni el pusilánime derrotismo serán permisibles ni admisibles; son tiempos de correcta direccionalidad, así como firmeza en su accionar, puesto que el derecho de la ciudadanía a escoger la que considere la mejor alternativa es un derecho inviolable.

Para concluir tomamos la invitación que, con justa razón, nos cursa Leonardo Padrón: “La lección ante nuestros errores acumulados ha sido amarga. Pero es hora de responder. De apostar duro. De vivir cada día como construcción. De devolverle a esta tierra de gracia todo lo que nos ha dado, empezando por el derecho a existir y crecer en su aire, en su luz.”

Manuel Barreto Hernaiz
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Sociólogo de la Universidad de Carabobo. 

Director de Relaciones Interinstitucionales de la Universidad de Carabobo


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28 de noviembre de 2023

El Despertar. Por Manuel Barreto

 


El Despertar

Por Manuel Barreto - 25 de noviembre de 2023 12:11 am


“Sentir de pronto amanecer con una inmensa claridad, dejar atrás lo que era gris para descubrir lo que es verdad”. Marco Antonio Muñiz

Este régimen demagogo y manipulador propició la mediocridad, el desinterés, el desapego, la baja autoestima, la negligencia, la corrupción, el conformismo y el temor del ciudadano, hasta con la suprema ironía de llamarle “Soberano”.


De manera irresponsable, experimentó con medidas antieconómicas y populares que en un principio favorecieron al pueblo, para posteriormente condenarlo a sistemas de racionamiento; ubicando la política por encima de la economía. Este gobierno, de manera cínica y descarada, a lo largo de estas dos décadas, prometió abundancia y engendró miseria, prometió libertad y engendró servidumbre.


Quedará entonces para la posteridad aquella cruda sentencia del ahora gobernador de Miranda, cuando era ministro de educación, Héctor Rodríguez, quien en un arrebato de sinceridad exclamó: «No es que vamos a sacar a la gente de la pobreza para llevarlas a la clase media y que pretendan ser escuálidos»… Porque, en fin de cuentas, ignorante es aquel que se siente feliz cuando sus “líderes” deciden por él, cuando este régimen le de lo que considera cubre sus necesidades.


Tal cual aquella plebe romana que se alborozaba y se sentía satisfecha cuando pedía pan y circo. Lamentablemente esa demagogia logra su cometido cuando los ciudadanos no han alcanzado su mayoría de edad y eso se observa que prefieren obedecer a pensar por sí mismos, o cuando sus intereses particulares triunfan sobre los comunes o generales. Y son el miedo y la flojera los que nos lleva a esta situación, y resulta evidente que no se puede transitar la ruta hacia el desarrollo como sociedad sin dejar atrás las causas del atraso.


Entonces, se hace menester repetirlo una y otra vez: Un ciudadano con derechos, pero ignorante no sabe qué significan sus derechos, no sabe exigir su cumplimiento y, peor aún, ni siquiera distingue cuando los pierde. Por eso una persona ignorante puede ser presa fácil de esas ofertas demagógicas que prometen cosas en vez de explicar cómo se van a cumplir los derechos establecidos en la Constitución; y recordemos que es la «pobreza de espíritu» lo que induce a compartir y creer en su propia impotencia, desesperanza, apatía y resentimiento.


La calidad de la ciudadanía es un fundamento de la democracia, pero a la vez, un resultado. Una ciudadanía más educada, mejor organizada e informada, se constituye en el mayor garante de su funcionamiento y de la institucionalidad. Ahora bien, si la demagogia encuentra con facilidad un campo propicio para germinar, crecer, desarrollarse y lamentablemente reproducirse, ¿Qué podemos hacer?


Se hace obligatorio repetirlo una vez más.


La respuesta es fácil; el logro, sin duda, muy difícil, pero no imposible: educar al pueblo para que comprenda que nada en la lucha por la vida se consigue por azar, porque «me toca por derecho» o «porque alguien me lo quitó»; que todo se construye con esfuerzo, dedicación y trabajo, que el facilismo, el paternalismo y la fractura social a cambio de votos han sido, son y serán una oferta lastimosa; que un pueblo se engaña cuando acepta como dádiva la redención sin hacer nada, que tan sólo mediante la promesa cumplible de la creación eficiente de nuevas fuentes de trabajo, de una verdadera distribución de la riqueza -conscientes de que llegó el momento de acabar con el mito de la presunta riqueza venezolana- y del esfuerzo y compromiso de todos por colocar a nuestro país en el sitial que se merece, podremos salir de este lamentable ciclo.


Nuestra sociedad que parecía adormecida y sumida en el conformismo después de más de dos décadas de disparates que nos llevaron a este terrible marasmo, parece estar dejando a un lado la modorra, para decir basta al abuso del poder por medio de múltiples manifestaciones de descontento. El tejido social deshilachado por la perversidad del régimen comienza a tejerse con la fibra de la esperanza. El despertar resulta un concepto polisémico un tanto complejo de entender. Para los científicos sociales puede ser ese proceso de transformación interior en el que se empieza a tomar conciencia de sí mismo. Despertar es abrir los ojos a la realidad que siempre ha estado ahí, pero que costaba ver por las distorsiones y las manipulaciones de un sistema perverso.


Ahora “el soberano” parece despertarse de tan absurdo letargo, y con soberana arrechera parece entender que resulta más saludable un gobierno que dé trabajo a, que uno que les mantenga con paupérrimas bolsas Claps surtidas de promesas… ¡y pasando trabajo!, pues se trata de una mayoritaria ciudadanía sana pero confundida, tal vez ignorante pero no estúpida, ingenua pero no idiota, que se ha desengañado de tanta demagogia barata, que se desilusionó de las vanas promesas de este régimen arbitrario y mentiroso. Así lo escuchamos en Maturín y también en Mantecal. Y así lo clama en sus cuatro puntos cardinales, un país que ha despertado de tan prolongada pesadilla




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21 de noviembre de 2023

Ahora, ni que las repitan un millón de veces… Por Manuel Barreto

 

Ahora, ni que las repitan un millón de veces…

Por Manuel Barreto - 18 de noviembre de 2023 12:08 am



“La libertad consiste, en primer lugar, en no mentir. Allí donde prolifere la mentira, la tiranía se anuncia o se perpetúa.” Albert Camus

Se puede definir la mentira, para no caer en complicaciones filosóficas, como la expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, cree o piensa.

La mentira política nació en la ciudad misma, como repetidamente lo evidencia la historia. El mito, a menudo, es preferido a la ciencia, y la retórica que se dirige a las pasiones es preferida a la demostración dirigida a la inteligencia.

Ya encontramos, al abrir la Biblia, que el pecado original, el que motiva la expulsión del paraíso, sea verdad o sea alegoría, surge de la mentira de la serpiente y concluye con el intento de Adán y Eva de engañar al mismo Dios. Tal vez el primer código escrito castigando a la mentira fue el entregado por Moisés a la tribu de Israel, contenido en las Tablas de la Ley, doce siglos antes de nuestra era.

Sin embargo, nunca se ha mentido tanto como ahora. Ni se ha mentido de forma tan constante, descarada y sistemática. Así las cosas, resulta un atentado contra la ciudadanía el hecho de pretender confundir la verdad con la mentira, al punto tal de exhibir la mentira como verdad. Aquí lo que tenemos es un régimen enfermo de poder, que está dispuesto a hacer lo que sea, por mantenerse atornillado en él, cueste lo que cueste, que trasgrede, corrompe y miente sin recato, dirigido por seres más falsos que una escalera de anime.

Pero lamentablemente nos hemos acostumbrado con facilidad a la mentira, o a hacernos la vista gorda ante la triste realidad que nos abofetea cotidianamente.

Hay que reconocer, en honor a la verdad, que el régimen hace maravillas – además de la coacción – con esto de la comunicación, el marketing, el «fake-new»- y la propaganda; pero, como sostenía Abraham Lincoln: «Es posible engañar a unos pocos todo el tiempo. Es posible engañar a todos unos tiempos. Pero no es posible engañar a todos todo el tiempo”. Ya no es cuestión de magnicidio, ni de guerra económica o invasión del Imperio.

Ni las maromas discursivas para edulcorar lo amargo de la realidad que ya le alcanza les son suficientes. Tratar de ocultar la realidad, la veracidad, la fotografía histórica o la nitidez de la radiografía nacional de un país representado por 2.4 millones de venezolanos que ejercieron su cívico y constitucional derecho de expresarse mediante la Primaria, es una prueba imborrable de una verdad que a punta de falsedades tratan de enlodar.

La corrupción de la sociedad comienza con la corrupción de las palabras. La democracia – en principio – es un sistema que consiste en saber escuchar, pero también consiste en saber explicar. Sin embargo, cuando las palabras han perdido, por la necesidad de la mentira, su sentido, nadie puede explicar nada y nadie espera entender nada.

La mentira es una deformación intencional de la realidad. Al deformar la realidad con falsedades se agrede el sentido común y se dificulta el proceso comunicativo de entendimiento entre los ciudadanos, pues con la mentira surge una discrepancia entre los hechos y los discursos.

Si estamos como estamos no es por culpa de la verdad sino de su ausencia, ya que donde se escatima la verdad ella es sustituida por la mentira. La mentira en la política es aquella acción que pretende ocultar, deformar o destruir información y hechos. Y así se hizo legendaria la fatídica sentencia de siniestro Joseph Goebbels: “Una mentira repetida adecuadamente mil veces se convierte en una verdad». Tal argumento dejó de ser efectivo porque se ha estado repitiendo por más de dos décadas y ahora el ciudadano abre los ojos y se percata que el reyezuelo está desnudo. Goebbels también afirmaba que la propaganda “debería ser sincronizada de manera óptima”. Desde este momento el régimen se está preparando para las elecciones presidenciales y bien sabe, según encuestas internas, que cuenta con niveles de popularidad por debajo de 10%. El asunto del Esequibo no es casualidad, es una estrategia de campaña.

La peor consecuencia de la corrupción y el clima de impunidad creado por una justicia permisiva y controlada, por organismos de control supeditados al régimen y por todo ese estamento que conforma la cadena de poder servil, es la indiferencia de una sociedad que no se escandaliza. Cuando la política se convierte en un pantanal, la culpa es de los gobernantes, pero, sobre todo, de una ciudadanía sumisa, domesticada, manipulada y clientelar que, lejos de correrlos a sombrerazos, vuelve a votarlos. Nicolás Maquiavelo, en “El Príncipe” dejó escrito: “Los hombres son tan ingenuos, y responden tanto a la necesidad del momento, que quien engaña siempre encuentra a alguien que se deja engañar.”


Manuel Barreto Hernaiz
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14 de noviembre de 2023

Estar a la altura de los tiempos. Por Manuel Barreto


Estar a la altura de los tiempos

Por Manuel Barreto - 11 de noviembre de 2023 12:10 am



 

«El mayor crimen está ahora, no en los que matan, sino en los que no matan pero dejan matar.» José Ortega y Gasett


José Ortega y Gasset, en su obra maestra publicada en 1930, La rebelión de las masas, introduce la expresión «Estar a la altura de los tiempos», con la intención de medir de manera objetiva el estado de la sociedad del momento en base a la comodidad que ésta ofrece a sus individuos. Es la percepción que la sociedad tiene sobre sí misma en un momento dado. El hecho es que al filósofo siempre le llamó la atención cómo algunas personas se quedaban inertes tan solo en su circunstancia, como también señalaba cómo otras personas son incomprendidas por anticiparse a su tiempo.

Han pasado noventa años de la aparición de aquel extraordinario aporte filosófico que nunca ha perdido vigencia, pues hoy como nunca antes, en nuestra carajeada Venezuela, se presenta un desfase de más de dos décadas bajo este oprobioso y perverso régimen, que equivale a varios siglos de retraso en épocas pasadas. Esto es lo que podríamos entender por «altura de los tiempos», el punto al que hemos llegado y en el que es preciso situarse para vivir nuestra crítica realidad.

Estar a la altura de los tiempos implica resolver los problemas del presente pero habiendo tomado una conciencia clara del pasado del cual venimos, divisando esos caminos sin retorno que deben ser evitados. Estar a la altura de estos tiempos es lograr un intenso contacto con los problemas de ese país que nos va quedando, y ese contacto no debe ser ni limitado ni postergado en ninguna forma, sino con verdadera y clara lucidez y sensibilidad con lo cual podremos ir al encuentro de los problemas, con profundidad de análisis, integración de perspectivas, y tomar conciencia de los pasos que deberían conducir a la acción.

Estar a la altura de estos tiempos, es apoyar todo cuanto conduzca a la concordia entre todos los sectores, tanto los partidos como la sociedad civil en su conjunto, para que dediquen sus energías a preocuparse por lograr un compromiso mínimo, dejando de lado esas diferencias propias de adversarios políticos, sentando las bases de confianza mínima que hagan posible un clima de entendimiento que se fundamente en propuestas basadas en los problemas reales de nuestra región y nuestro país que interesan a los ciudadanos, sustentadas en un mensaje serio, sin los innecesarios aditivos demagógicos fuera de la realidad actual, o en anticipados repartos del pastel que aún no se ha horneado.

Estar a la altura de estos tiempos es enfrentar con firmeza este marasmo, este colapso indetenible, que aterroriza y desgasta la salud mental de toda nuestra nación, para que cada familia venezolana pueda realizar una vida de absoluta normalidad, que pueda acostarse y conciliar el sueño sin temor, sin angustia y con esperanzas.

Estar a la altura de los tiempos es entender la actitud de vivir con ese compromiso que adquirimos para ganarnos el derecho a realizarnos con un profundo sentido existencial. Porque, honrar un compromiso es entregar nuestro existir por lo que creemos, es vivir para dejar lo mejor de nosotros mismos, por mantener nuestras convicciones.

Estar a la altura de los tiempos es impedir que todo acabe en indiferencia, resignación y silencio. Estar a la altura de los tiempos es apartar el sectarismo senil; es innovar, anticiparse, y hacerlo con humildad, porque el anticiparse exige muchas veces contener el ansia de prevalecer sobre otros, moderar la precipitación y situarse en una posición de aparente desventaja. Es procurarse ideas claras, programas definidos, madurez política y, sobre todo, la humildad suficiente para posponer las ambiciones personales y no anteponerlas al interés de la ciudadanía.

Estar a la altura de los tiempos es tomar conciencia que esta lucha no es fácil, con riesgos y la ineludible coacción por el solo hecho de aspirar un país mejor, pero que de aquí en adelante ni la indiferencia, la pasividad, la aquiescencia ni el pusilánime derrotismo serán permisibles ni admisibles; es exigir a los líderes demócratas unidad y direccionalidad, así como firmeza en su accionar, puesto que el derecho de la ciudadanía a escoger la que considere la mejor alternativa es un derecho inviolable.

En realidad algo muy serio nos pasa. Como decía Ortega, no sabemos con certeza si «lo que nos pasa es no saber lo que nos pasa».




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7 de noviembre de 2023

Ahora es el momento propicio de prepararse. Por Manuel Barreto

 

Ahora es el momento propicio de prepararse

Por Manuel Barreto - 4 de noviembre de 2023 12:10 am



«El porvenir es un edificio misterioso que edificamos en la oscuridad y que más tarde deberá servirnos a todos de morada». Víctor Hugo

Con aleccionadora sensatez y madurez política y bajo una extraordinaria conducción de la Comisión Nacional de Primaria, se llevó adelante ese proceso cívico que demostró que cuando se concatena la correcta organización política con la comprometida participación de los ciudadanos, el objetivo puede ser alcanzado.

Ahora es cuestión de ir dejando a un lado esa maraña «comunicacional» que pretende desviar una irrefutable realidad; así las cosas, no insistimos en discutir los detalles de la ocurrente sentencia, en virtud de lo ya debidamente explicado tanto por la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, como por eminentes juristas y destacados politólogos.

La reconstrucción del país que nos merecemos tiene que ver directamente con la edificación de instituciones democráticas, que tengan en el centro la rendición de cuentas y el servicio a la ciudadanía.
Este punto resulta fundamental: la ciudadanía tiene que aprender a poner límites a los excesos del poder.

Atrás va quedando ese panorama, en el cual los árboles no nos permitían ver el bosque; esa altisonante avalancha de palabras cargadas de improperios y violencia, que ya resultan harto monótonas, que, si bien antes solía distraernos, confundirnos y atemorizarnos, hoy nos indican que se aproxima, de manera inexorable, el fin de esta historia.

Atrás van quedando los llamados trapos rojos, «peines» o simples triquiñuelas que lograban desmovilizarnos, transfiriendo, en muchas ocasiones nuestro rol de actores, al de simple espectadores, por considerar que, «ni que hagamos lo que hagamos», o bien, “la cosa está como botica de pueblo… sin remedio”. Ya los tiempos de resignación han quedado atrás, y eso se siente en el ambiente.

Ahora a prepararse a salir de un sistema autoritario, que cotidiana y sostenidamente ha violentado los derechos humanos de muchos ciudadanos, mediante las complicidades que se apoyan en la impunidad de fuerzas oscuras al margen del derecho; y en la falta de políticas públicas claras de salud; en materia de medios de comunicación, de educación pública, de impartición de la justicia, de sempiternos conflictos con las Universidades, de ciencia y tecnología al garete, de finanzas sin control.

El paso fundacional de una primera alternancia en el poder, de la competencia política y de los reacomodos de fuerzas servirá para empezar la tarea inmensa de edificar una institucionalidad democrática y fortalecer una ciudadanía verdaderamente dispuesta, comprometida y participativa.

Ahora es el momento propicio de prepararse a superar, desterrar y sustituir no sólo los desmanes y disparates de este régimen, sino los inolvidables desaciertos de «aquel entonces», para ingresar, tal como lo merecen las nuevas generaciones, en el siglo XXI.

De prepararse a salir de un sistema autoritario, que cotidiana y sostenidamente violentó los derechos humanos, de muchos ciudadanos, mediante las complicidades que se apoyan en la impunidad de fuerzas oscuras al margen del derecho.



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17 de octubre de 2023

El voto como voluntad. Por Manuel Barreto

 

El voto como voluntad


Por Manuel Barreto - 14 de octubre de 2023 12:06 am



«El 22 de octubre asistiremos a nuestros Centros de Votación de la Primaria a depositar el testimonio de nuestra indoblegable voluntad; a cumplir con nuestro cívico deber: defender nuestros valores; hacer valer nuestros derechos y afianzar nuestro compromiso como ciudadanos ejemplares.» MBH

La historia nos cuenta que en la antigua Grecia, en los inicios de la Democracia, unos 500 a. C, ya se utilizaba el sistema de votación. Para establecer quiénes eran deseados o no dentro de la ciudad y ante la necesidad de expulsar y exiliar a los indeseables, escribían los nombres en pedazos de arcillas -ostraka- y las depositaban en una urna. De aquí surgió el concepto de «ostracismo», que significa: la negación de derechos sociales a alguien, por consenso general. De acuerdo a su etimología, del latín Voveo, Vovi, Votum, el voto conceptualmente se concatena con el deseo, volo (querer), en tanto que sufragio es una expresión derivada de la latina suffragium, es decir, ayuda o auxilio.

Voto y Sufragio son términos utilizados como sinónimos, pero para los acuciosos de estos asuntos, el voto representa el acto mediante el cual se concreta el ejercicio del derecho al sufragio. El voto es el acto por el cual un individuo expresa apoyo o preferencia por un candidato (a) durante una votación. El voto es la expresión política de la voluntad individual; es un acto considerado libre porque cada quien puede votar de acuerdo a su preferencia, basándose siempre en su libertad, por ello se dice que el voto es una decisión libre de amenazas.

El voto es secreto para evitar cualquier tipo de presión, cuando se vota nadie se entera por quién se está votando. Es, ante todo, un acto de voluntad política; considerada individual y personal pues el que lo ejerce es una persona que tiene autonomía personal, es decir, no sigue los designios de terceras personas, y su ejercicio implica la representación personal del elector. De acuerdo a los estudiosos de los asuntos electorales, el voto es, por definición, una decisión temporal sobre una realidad actual y una posibilidad futura. Está sometido a la coyuntura del momento, a las circunstancias y a la objetividad del análisis del elector.

El 22 de octubre, es la fecha prevista para la realización de la Primaria. Una vez más hacemos el llamado a participar en tan importante elección, ejercitando la madurez y el compromiso ciudadano; y de nuevo nos permitimos recordarle que al abstenerse de votar permite que otros elijan por usted; vote como usted o por quien usted quiera o tal como así lo sienta: con esperanza, con escepticismo, con alegría, con rabia, con miedo, con indiferencia o con emoción; y que nada le prive de disfrutar ese instante único del poder individual. Así las cosas, luego no podemos quejarnos del resultado. Será el que hayamos decidido.

El próximo 22 de octubre, con tu voto, estarás depositando la esperanza frente a la resignación y el desanimo, la estabilidad frente a la incertidumbre, la credibilidad frente a la desconfianza, la normalidad frente a tantos disparates, la unidad y la concordia frente a la división y la fractura. Y ese voto será entonces, más que deseos, tu firme voluntad.



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10 de octubre de 2023

El 22 de octubre…punto de partida. Por Manuel Barreto

 

El 22 de octubre…punto de partida


Por Manuel Barreto - 7 de octubre de 2023 12:09 am



“El voto es más fuerte que una bala”. Abraham Lincoln

Faltan pocos días para la Primaria, ese proceso electoral que dejará al veredicto del ciudadano la designación del candidato o candidata de la gran mayoría de venezolanos en la elección presidencial de 2024. La Primaria es una elección que deberá ser consagrada a través de un sufragio que la ciudadanía exige sea respetado, cada vez con mayor firmeza y claridad, como expresión libre, directa e inviolable de la voluntad democrática de todos.

Tal vez muchos ciudadanos aún no estén plenamente conscientes de que, más allá de las propuestas de los candidatos (as), lo que se juega es que nuestro país continúe cuesta abajo sometido por el yugo paralizante y regresivo de un régimen que conduce a la sociedad a la desgracia, a costa de mantenerse -por no importa qué medio- en el poder.

La Primaria resulta una oportunidad para intervenir en un acto cívico avalado por la enorme mayoría de los ciudadanos venezolanos, y más que un derecho, la votación en esta Primaria, es, sobre todo, una obligación social.

Este 22 de octubre, votar será algo más que depositar un papelito en una caja; será una acción que generará consecuencias, pues de nuevo el voto se convertirá en un imperativo moral, al que ningún ciudadano de buena voluntad deba esquivar. Lo repetimos, no participar es permitir que otros decidan por nosotros, y éstos lo harán de acuerdo con sus intereses no con los suyos.

Será cuestión de conciencia ciudadana, pues el acto en sí constituye un momento clave en el proceso democrático de nuestro país. No votar es simplemente no decidir, no opinar; es ausentarnos pasivamente ante la ineludible realidad de lo que ahora nos va quedando de país; luego, no se permite asumir posiciones derrotistas por considerar que no hay nada qué hacer; nada de eso. Nosotros como ciudadanos responsables, con nuestro voto, tenemos la posibilidad de cambiar las circunstancias, de cambiar el porvenir, ejercitando la madurez y el compromiso ciudadano; y de nuevo nos permitimos recordarle que al votar no permite que otros elijan por usted; vote como usted quiera o tal como así lo sienta: con esperanza, con escepticismo, con alegría, con rabia, con miedo, con indiferencia o con emoción, y que nada le prive de disfrutar ese instante único del poder individual.

El 22 de octubre podrá entonces ser el punto de partida del camino que habrá de conducirnos al país que todos merecemos, y que empieza con ejercer el cívico deber de votar en la Primaria.



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26 de septiembre de 2023

Con una pequeña ayuda de mis amigos. Por Manuel Barreto

 

Con una pequeña ayuda de mis amigos


Por Manuel Barreto - 23 de septiembre de 2023 12:49 am



» El hombre dichoso necesitará de tales amigos, si es verdad que quiere contemplar acciones buenas y hacerlas propias, y tales son las acciones de un amigo que es bueno” Aristóteles

Recientemente el buen amigo y miembro de la Comisión Nacional de Primaria escribía: …»Como es sabido, para las elecciones del 22 de octubre, en Venezuela, se necesitarán unos 15 mil miembros de mesa, con sus respectivos suplentes; 5 mil coordinadores de Centros de Votación, que se encargarán de la logística y funcionamiento del Centro; 5 mil Monitores, cuya responsabilidad es la de recoger los resultados y hacerlos llegar a la CNdP; unos 65 mil testigos de los candidatos; y varios miles de personas más, para ocuparse de tareas de información al elector, movilización de personas a votar, alimentación e hidratación del personal electoral y −por supuesto− tareas de seguridad…»

El párrafo anterior, que podemos leer en cuestión de un minuto, en realidad implica un esfuerzo titánico, y sin embargo, viene cumpliéndose dentro de los plazos establecidos en el Cronograma Electoral de la Primaria.

Ahora bien, en el caso de nuestro terruño, aún estamos esperando por el comprometido apoyo de muchos amigos…

Finalizando la década de los 60 la juventud de aquel entonces solía entonar aquella extraordinaria melodía – With a Little Help from My Friends – escrita por John Lennon y Paul McCartney, y cantada por Ringo Starr.

Sin embargo, sería la interpretación que hizo Joe Cocker del tema de los Beatles en el Festival de Woodstock, la que la colocó en las voces del mundo entero.

Nos permitimos la remembranza de esa época de apuestas existenciales y definición de la identidad, de fundadas esperanzas , para convocarles, como amigos, a participar en la organización de esta cívica labor. El llamado es a esos amigos apartados de la lamentable frialdad cívica, y de esa prolongada anestesia social.

La convocatoria es a esos amigos que se niegan a ser indiferentes frente a los acontecimientos que día tras día nos postergan el porvenir y debilitan nuestra estructura familiar. El llamado es a esos amigos que tienen claro que cuando el camino se hace duro, sólo los duros siguen caminando… pues en fin de cuentas, amigos son dos caminando juntos.
Aún nos falta algo imprescindible: ese trabajo, esa dedicación de los de ciudadanos que asumirán responsabilidades y se convertirán ellos mismos en factores primordiales para llevar a buen término este complejo proceso electoral.

El reto emprendido para llevar adelante la Primaria nos ha enseñado muchas cosas acerca de nosotros mismos y acerca del comportamiento de nuestra gente que no hubiésemos podido aprender de otra manera. Descubrimos que tenemos un elevado nivel de compromiso y más perseverancia de la que esperábamos. Pero también hemos descubierto que contamos con amigos cuyo valor es mucho más alto que el de los diamantes.

Amigos, acompáñennos a entonar ese necesario coro, con la firmeza de miles de voces acopladas que cantan apostando al mañana y se niegan a quedarse en la obsecuencia del pasado. Estamos seguros que, con una pequeña ayuda de nuestros amigos, el objetivo será alcanzado.



Sociólogo de la Universidad de Carabobo. 
Director de Relaciones Interinstitucionales de la Universidad de Carabobo

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Lo preocupante no es la perversidad de los malvados sino la indiferencia de los buenos. 

- Martin Luther King